Couvent des Cordeliers, Paris.
Un escenario religioso para una colección de creencias fuertes. Un hombre perfecto, limpo y sin demasiada vanidad. Color no color, tejidos fluidos y una silueta nada agresiva y algo deshabillè. Un aparente no cuidado look, que se cura con la propia personalidad del hombre que lo indosa. Una estetica refinada y al dia de la evolución.
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