Si la burbuja de éxito fácil "Dundas" explotara y Pucci tuviera que remontar las riendas de un nuevo sexy sin mirar por los mismos cristales que el señor Decarnin, Julien McDonald sería probablemente el candidato a la sucesión más digna de una cadena de pocos aciertos, ahora en efervescencia.
Versace de los 90 en los vestidos de seda y encaje.. Balenciaga en los chaquetones de forro de borrego de los primeros años de Ghesquiere pero, aún así veo ingenio y prendas sofisticadas. Un inyección de presupuesto y alguna mano sabia con poder sobre el papel y las finanzas serían el accesorio perfecto a los preciosos vestidos de McDonald.
Una colección con acertadas propuestas de color; nude blue tatoo y negro. Suntuosas refinadas pieles y pantalones baggy reinventados. Lo mejor sin duda las salidas de vestidos en encaje y seda. Sincronía de materiales y larguras en preciosas siluetas de romance con final más cercano a la pasión que al poema.
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